Esta vez toca entrar por la puerta de atrás. Situada en ese callejón oscuro que tantas veces evité.
Cada vez voy superando el tiempo. Desde la última visita a la taberna hasta ahora, han pasado tres años. La anterior entrada con su anterior pasaron "solo" dos años. No es un logro, ni mucho menos, ni nada por lo que sentirse orgulloso. Si acaso, agradecer a esos clientes descarriados que aún se acercan a las puertas de la taberna, e incluso se adentran en ella, a tomar unos tragos de lo que quede.
De mi, poco queda. Al menos de aquel Mario de antaño. Aquella "versión digital" de uno mismo, se podría decir, aludiendo metafóricamente a Matrix que vuelve a estar de actualidad. Lo que era nuevo ya no vale por viejo. Aunque a ojos del que sabe mirar, aún mantiene infinitas oportunidades gracias al recuerdo y cariño de aquellos que han envejecido con él, porque lo han hecho juntos. Por eso se entienden bien. Por eso se enfrentan a nuevas opiniones que no quieren entender ni escuchar. Solo hablar.
Mientras, sigo perdido.
Perdido en el exilio "digital". Por mi propia voluntad y gracias a mi férrea labor de asumir responsabilidades. Consecuencia de lo nuevo. En mi idioma era un "no por mucho gritar amaneces con razones". Los gritos de antaño ahora son audiencias. La razón o la verdad sigue siendo la misma. No se llega a ella ni con gritos ni con audiencias.
Fui víctima de los nuevos gritos. Bien. Pues yo me aparto para que no me dejen sordo ni nublen mi razón. Yo me acerqué más a la verdad. Quizás suene presuntuoso, de modo que lo cambiamos por "una opinión más certera" Si. Eso me gusta más y está abierta a más temporadas o caminos alternativos. Puede ser interesante descubrir si certeros o no. Pero serán míos. Sin gritos ni audiencias.
Demasiado tiempo se amontona en esta ajada barra de la taberna. Los recuerdos que revolotean por cada rincón, son como fantasmas de un pasado. Aún quedan algunas botellas en las apagadas cámaras a pie de barra. Saco dos cervezas y las dejo enfrentadas en la barra. Antes que mis pasos me lleven de nuevo al callejón, echo un último vistazo al escenario y. casi en silencio. sale un "hasta pronto"...
Y cierro la puerta.
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